Resumen:
Los costarricenses acordaron un pacto tácito de solidaridad entre generaciones,
cuando establecieron el sistema de seguridad social en 1941. En este pacto, las generaciones jóvenes transfieren una fracción de su salario a una institución del Estado —la Caja Costarricense de Seguro Social o CCSS— para que esta cuide de la salud de los enfermos y les transfiera una pensión a quienes ya no pueden trabajar por lo avanzado de la edad, principalmente. Antes de este pacto de
solidaridad, los déficits del ciclo vital de edades avanzadas o de periodos de enfermedad, eran cubiertos con transferencias familiares y rudimentarios sistemas de preservación de ahorros para los tiempos difíciles (bienes raíces, joyas...), así
como por la caridad.
Con el nuevo pacto, las personas jóvenes y vigorosas se obligaron a transferirle al Estado una pequeña fracción de su excedente en las edades superavitarias para que este atienda las necesidades en las edades deficitarias del ciclo económico vital. Este pacto de solidaridad no responde exclusivamente al altruismo de los jóvenes sino que está motivado también por su propio interés, ya que ellos esperan que futuras generaciones también les transfieran recursos cuando así lo necesiten. El pacto exige que haya cierta equidad generacional en los montos de las contribuciones pagadas y las prestaciones recibidas por cada generación; equidad que a su vez depende en buen grado, del balance numérico entre las generaciones; es decir, de la demografía.