Abstract:
La mortalidad en los primeros años de vida es un fenómeno de especial significado epidemiológico y demográfico, por
cuanto refleja, en gran medida, las condiciones de vida de una población. En tal virtud, suele presentar grandes contrastes
en su nivel, poniendo así en evidencia una de las formas más graves de injusticia social: la desigualdad de los seres humanos ante la muerte.
En Costa Rica, la probabilidad de morir en los primeros dos años de vida alcanza a 56 muertes por cada mil nacimientos
según la tabla de mortalidad de 1972-74, lo que representa una situación más ventajosa que la del resto de países de la
América Central (146 por mil) y que la del promedio latinoamericano (112 por mil). Sin embargo, dicha probabilidad de morir es bastante alta cuando se la compara con la alcanzada por países avanzados, como Suecia (10.5 por mil en 1973).
Si alrededor de 1973 los 57 mil alumbramientos de nacidos vivos ocurridos anualmente en Costa Rica hubieran estado
expuestos al riesgo de morir alcanzado por Suecia, anualmente se habrían producido 600 defunciones de menores
de dos años, en lugar de las casi 3 200 muertes que se estima ocurrieron en esas edades. Vale decir, que cada año se
pudieron evitar alrededor de 2 600 (el 81 por ciento) defunciones de niños menores de dos años; esto no obstante que
el país tiene una situación privilegiada en el contexto latinoamericano.