Abstract:
Elevar el nivel educativo de la población es uno de los temas en los que más han insistido los sectores gubernamentales. Sin obviar el efecto que una medida de este tipo tiene sobre las condiciones de vida de los habitantes, es de interés conocer el impacto que tendría la universalización de la secundaria en los niveles de fecundidad de las mujeres alguna vez unidas. La influencia de esa y otras variables se puede medir con un modelo propuesto por Rodríguez y Cleland, que asume que cualquier determinante de la fecundidad la afecta a través del espaciamiento de los nacimientos o la limitación de ellos.
Para implementar ese modelo se usó la regresión Poisson, que incorpora al número de hijos de las mujeres como variable dependiente y varias características de las mujeres como variables independientes: el nivel educativo, el año de encuesta, la zona de residencia, la condición laboral, la cercanía de una FAMA, la pérdida de algún hijo y la duración de la unión. Se trabaja con cuatro encuestas de fecundidad realizadas en el país: 1976, 1981, 1986 y 1993.
Previo a la cuantificación del efecto de cada una de las variables independientes se analizó la evolución del nivel educativo. Se encontró que el promedio de años aprobados aumentó de 5.6 en 1976 a 7.6 en 1993. Esto hace razonable pensar en futuros aumentos del nivel educativo.
Al observar la tendencia de la paridez media, como indicador de fecundidad, se halló que la relación educación-fecundidad es inversa, principalmente hasta primaria, luego de ese nivel la fecundidad se mantiene casi constante. Además, la fecundidad a disminuido a través del tiempo, lo que hace que grupos en los que el número promedio de hijos era diferente tienda a ser similar. Por ejemplo, se han acortado las diferencias entre zona urbana y rural. En 1976 la diferencia de la paridez media era de 1.7 hijos, para 1993 bajó a 0.6.
El modelo de regresión múltiple indica que las variables año de encuesta, condición laboral y muerte de algún hijo modifican las preferencias en el espaciamiento de los nacimientos. Mientras que la educación modifica la fecundidad, principalmente, limitando el número de hijos.
Al proyectar las tasas de fecundidad para mujeres alguna vez unidas del año 2000 al 2030, se nota como éstas disminuirán por sí solas con el pasar del tiempo. Si el nivel educativo de las mujeres se mantiene como en 1993 (27% con secundaria completa) y el porcentaje de mujeres trabajando no variara (30%), la TTFAU sería 2.9 en el 2000. Si para el 2030 esa estructura cambiara a un 100% de las mujeres con secundaria completa y un 70% trabajando, la TTFAU sería 1.5.
De esa disminución de 1.4 hijos, 1.0 se atribuye al descenso que se dará con el paso del tiempo (que se explica por variables no consideradas explícitamente en el estudio), 0.2 al efecto de unlversalizar la secundaria y 0.2 a elevar el porcentaje de mujeres que trabajan.
Los anteriores resultados indican que el efecto de hacer que toda la población complete los estudios de secundaria no tendría un impacto fuerte sobre la fecundidad. Hay otros factores culturales que se modifican de una generación a otra que hacen que la fecundidad descienda a través del tiempo Y es precisamente cuestión de tiempo para que la fecundidad termine por alcanzar los niveles de reemplazo. Elevar el nivel educativo y aumentar el porcentaje de mujeres trabajadoras son factores que acelerarían el proceso, pero no en forma determinante.